16 de marzo de 2009

MIMEMOS A LOS BUENOS ESTUDIANTES


Pocos hay más críticos que yo, como creo haber dejado claro en otras ocasiones, con la política educativa llevada en España en los últimos 30 años. El gobierno actual, en particular, parece hasta ahora completamente agarrotado en relación al tema (como en tantos otros). Así que sorprende la idea que descubro en El País del domingo, según la cual, el Ministerio de Universidades se plantea devolver la matrícula a los estudiantes que aprueben a la primera.
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Me parece estupendo. Lo que me gustaría es que la medida se generalizase a todos los niveles de enseñanza. En primer lugar, que se eliminara la gratuidad total (y se compensara fiscalmente de otras maneras, y según las necesidades y capacidad económica de cada uno), y luego, que los buenos estudiantes de primaria y secundaria (o sus familias) recibieran un estímulo económico por aprobar a tiempo. A ver si con eso algunos padres se empiezan a preocupar algo más por las notas de sus hijos.
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Así, además, tal vez protestarían más los que ven que tienen posibilidades de sacar buenas notas, contra el hecho de que se les condene a compartir el aula con los revientaclases.
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21 comentarios:

  1. Actualmente la gratuidad total es una leyenda.
    Los libros y el material cuestan una pasta (injustificable), fácilmente cerca de 400 euros. El comedor se paga (ahora debe andar en madrid por unos 100 al mes). Las excursiones, salidas y cualquier extra se pagan.
    En muchos sitios, en infantil, se está pagando un auxiliar de aula para que haga lo que los profesores no quieren hacer (cambiar, limpiar y llevar al baño a los de tres años, sobre todo). Los de primaria que no tienen comedor porque tienen jornada intensiva, tienen otras cosas: Las extraescolares son prácticamente obligadas por razones de horario, ya que no existen los horarios laborales de 9 y pico a 2 menos algo, salvo en Jauja.
    Cuando ya no tienen problemas con el baño y pueden estar en casa un ratico solos, están las otras extraescolares que son practicamente obligadas para que los chavales aprendan algo y/o aprueben, como el inglés que no enseña el centro o los refuerzos que no da el centro.

    De los puentes y días de San Maestro (mínimo 6 por curso), y horarios especiales de junio y septiembre, ya ni hablamos. O cuestan dinero, o alguna abuela trabaja gratis, no hay otra.

    Y me refiero a la enseñanza pública, por supuesto, que puede salir, por curso, a 2000 euros mínimo, y en promedio seguramente bastante más, porque o tienes unas cosas o tienes otras, o tienes casi todas. Todo ello antes de haber comprado un cartón de leche ni un chandal.
    Dicen que hay becas de comedor y libros: Creo que adelantas el dinero y, cuando demuestras con muchos papeles que no tienes tal dinero, algo te devuelven. Muy útil y razonable.

    Por cierto, la Constitución dice, me parece, que la educación obligatoria es gratuita, una cosa va con otra. Ahora eso es mentira, pero si va a ser mentira ya oficialmente, que cambien la Constitucion primero.

    O ya pa eso: que quiten la obligatoriedad, y que el Supremo, los políticos y los burócratas dejen de dar órdenes minuciosas a las familias sobre lo que tiene que estudiar cada alumno en cada momento de cada semana de cada mes de cada año, sin ayudar a cambio una mierda.

    Hombreya.

    Yo propongo otra cosa: Que los premios en metálico se le den a los profesores, a los funcionarios y a los dirigentes: si los alumnos aprueban, cobran, y si no, no.
    Que eso motivará seguramente a los que se esfuerzan en hacerlo bien a no seguir compartiendo despacho y tapando las miserias a los tocanarices, abrazafarolas y cantamañanas.

    Que palabras compuestas peyorativas conocemos todos muchas.

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  2. Áloe, digo que sí a todo (¿suponías que no?)

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  3. Para eso (premios en metalicos para profesores) habria que preparar examenes oficiales a toda espanha para grado y valorar si los profesores no ayudan a sus alumnos poniendoselo facil. En USA han tenido experiencias parecidas... Creo que en Freakonomics o El economista camuflado hablan sobre eso...

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  4. faraox, no sé si entiendo lo que quieres decir: ¿quieres decir que si incentivas que los profesores aprueben a sus alumnos pagándoles van a aprobar a los que no se lo merecen en lugar de procurar que aprendan más?
    Válgame dios, eso es como decir que los profesores no puntúan con imparcialidad... tendremos que revisar nuestras creencias más inveteradas. Y por ejemplo preguntarnos ¿tienen ahora algún incentivo entonces en el sentido de suspender o aprobar a más de los que deben? Deberíamos de examinar eso, si son tan proclives a dejarse llevar.

    Y nos encontraríamos que en la enseñanza pública se ve a muchos orgullosos de suspender a la mayoría de sus alumnos, porque eso sienten que prestigia su asignatura y a ellos mismos, vamos, los de matemáticas suelen ufanarse de ello abiertamente. Que suspender al 80% sea síntoma de mal profesor no suele pasárseles nunca por la cabeza, todo lo contrario.

    Los incentivos en la enseñanza privada deben ir en cambio en otra dirección, porque las notas de la selectividad son en promedio como dos puntos y pico más bajas que la nota que traen del colegio sus alumnos.

    A este paso descubriremos que en los garitos se pasa cocaína en los lavabos y que hay gente que no paga sus impuestos. Ande vamos a llegar.

    De esto de los profesores y las notas no sé qué deducirían los de freaknomics, que no conocen este chanante país, pero seguramente concluírian que los incentivos funcionan aqui un tanto perversamente, ya que los profesores de la pública parecen hacer todo lo posible para quedarse sin clientela, o sólo con la clientela indeseable que los privados rechazan... muy inteligente, querido Watson.

    Nota: Freaknomics me lo acabo de comprar, así que hasta que no lo lea no sé qué dice, que conste.

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  5. Lo de la pública aquí, es un caso claro de dilema del prisionero (o "del gorrón"): a cada cual -a cada profe, digo- le iría mejor si TODOS sus colegas trabajaran más en serio, suspendieran al que hay que suspender, explicaran como es debido, etc., pero UNO no gana nada haciendo eso (sólo lo gana si lo hacen los demás) (bueno, con excepción del héroe).

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  6. Tienes mucha razón, Jesús, y ya casi no hay héroes, porque el sistema te acaba aplastando. Lo mejor es aprobarles a todos y así no tienes problemas con los padres, ni con la inspección, ni tienes que ir en septiembre, y te ponen la medalla de estar a la altura de la LOGSE, y hay que corregir menos, y eres un tío estupendo y tolerante.

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  7. Si el dilema del prisionero ha sido tan estudiado que está sobado de puro manoseao, es porque es EL enfoque adecuado para el diseño de incentivos.
    Asín es, ni más ni menos: el diseño de incentivos, cuando se hace bien, es para modificar los términos del dilema, de forma que el comportamiento individual más racional coincida con el deseable para alcanzar el máximo beneficio colectivo.

    Por eso, ya hablando en serio, deberían pagar a los profesores una parte de su sueldo en función de su éxito.
    Que no me vengan contando que no es lo mismo el éxito con los alumnos fáciles que con los difíciles. Por supuesto que no lo es, y el diseño de incentivo lo puede tener en cuenta.
    Que no me vengan contando que el incentivo sería sólo para aprobar más, no para enseñar mejor: si ahora hay un incentivo para suspender, el contrario podria tener la medida justa sólo para anularlo (o sea, siendo pequeño) y podría evitarse el exceso de ese efecto ponderando la medición del éxito (y el resto del incentivo, que sería la mayor parte) por las evaluaciones hechas por otras personas o de manera indirecta.

    Lo que se opone a eso es la alergia general a ello de los que no quieren ser evaluados en su trabajo, ni quieren que haya diferencia alguna de consideracion y de sueldo entre los que lo hacen mal y los demás.
    Alergia camuflada con el argumento antimercantilista (falso como judas) de que eso sería vender y medir los inefables beneficios de la educación humanista, que no deben ser vendido ni medidos. Como si trabajáramos gratis todos, vamos.

    También se pueden diseñar incentivos no directamente monetarios, como puntos para un año sabático o preferencias para los traslados.
    El caso es que poderse hacer se puede. Ningún incentivo elimina al gorrón donde hay externalidades, como es el caso, pero sí modifica el dilema del prisionero lo suficiente como para que individuamente interese hacerlo bien, aunque en parte se aprovechen otros.

    El huevo de Colón ya está inventado, solo que Colón no tuvo que lidiar más que con los reyes Católicos y con los marineros, el muy suertudo. No sabía lo que es un sindicato de enseñantes, ni la tribuna de Opinión de El País al alimón con la Tercera del ABC. Peor que los huracanes, oiga.

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  8. José Luis Gil: Si crees que eso es lo mejor, hazlo, pero no llores por hacerlo, como si te cortaran un brazo. Si crees que así aprenderán menos, creo que estás equivocado, aprenderán poco, pero más o menos como ahora.
    Si crees que suspender mucho es ser un héroe, es un poco raro, porque héroes hay pocos por definición, y la mayoría de los profesores de la pública suspende mucho y hacerlo le sale gratis (al héroe en cambio su comportamiento le puede costar caro, por eso es un héroe).

    No vengas contando que suspender mucho es peligroso, en plan víctima, ni que la inspección, ni que los padres, ni que el lucero del alba. Todos sabemos que la inspección no hace nada, los padres ni pinchan ni cortan y la pose torera produce palmas en la sala de profesores y por lo demás sale gratis.

    Si te parece que no digo la verdad, ten la consideración de sacarme de mi error, enumerándome los casos en los que suspender mucho le ha supuesto a los profesores expedientes, expulsiones o alguna otra consecuencia. Yo no conozco ninguno.

    ... En la pública, digo. En la privada ya sabemos que el amor propio de los profesores busca vías de expresión que no impliquen suspender cuando la dirección dice que hay que aprobar. Ni poner un 6 cuando el niño quiere ser médico, que hay que llevar un ocho, y si es hijo de los Pochólez de toda la vida, con más razón. Y oye, con toda esa manga ancha, los resultados que consiguen no son peores. Da que pensar.
    Si se quiere pensar.

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  9. Querido Aloe: creo que tienes razón en parte y en parte no. No es fácil tocar a un funcionario, al menos, docente. No creo que nadie pueda echarlo de su cuerpo ni siquiera por una cosa gorda. Sin embargo, he visto durante muchos años a muchos profesores de secundaria que no quieren complicarse la vida, y hacen justo lo que describo más arriba. Otros mantienen un nivel de exigencia, más o menos como debe exigir una asignatura, y dentro de la normalidad. Éstos se enfrentan con reclamaciones, muchas veces injustas, lo que les lleva a elaborar informes y papeleos sin cuento, que pueden llegar a decisiones de las Consejerías que pongan en entredicho su labor profesional. Tienen que recibir padres que mendigan notas, o que, maleducadamente, no pretenden conocer la opinión del profesor, sino avasallar o amedrentar a ver si consiguen algo. Otros ven destrozados sus coches o sufren amenazas anónimas. Como comprenderás, ante todo esto, muchos prefieren aprobar a todos, con más o menos descaro. Esto sucede así en muchos centros que conozco, y creo sinceramente que es una realidad muy extendida.
    No se si contesto tu pregunta. Por supuesto que habrá reclamaciones justas, pero quizá sean muy pocas.
    Cuando no eres exigente, o planteas un nivel muy bajo de exigencia, los alumnos no protestan, ni los padres, ni tienes que lidiar con ellos, ni con los alumnos, ni te amenaza nadie, ni tienes que venbir a examinar y evaluar en septiembre, ni que ocuparte de los pendientes. Creo, en fin, que cualquiera puede entender esto.

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  10. El problema de esos incentivos es que el profesor no tiene ninguno para aprobar o no aprobar a los alumnos a priori, por eso darle incentivos para que aprueben mas no me parece exactamente lo mejor, podria ser contraproducente.

    No se si alguien sabe muy bien como funcionan los colegios publicos, pero los profesores tienen que aprobar a un cierto numero de alumnos, porque si no, ya viene el inspector a ver que ha pasado en la clase, los padres protestan (son votos por supuesto), entonces el profesor se ve en la tesitura de pasar de curso a ninhos que realmente no se lo merecen.

    Para mi es el caso contrario que expone Aloe sobre como esta bien visto suspender a los alumnos (hablo de la ensenhanza primaria/secundaria).

    A lo del caso de EEUU me referia que es muy dificil y costoso llevar a cabo un sistema de incentivos para los profesores y pillar a los tramposos.

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  11. No estoy de acuerdo con los dos últimos comentarios.
    La exigencia de un profesor debe ser fundamentalmente hacia la calidad de su enseñanza y su trabajo, no hacia aprobar lo menos posible y cuando no queda más remedio.
    hay un incentivo para suspender: el prestigio y la importancia que (equivocadamente) creen muchos profesores que eso les da, pues confunden rigor en el sentido intelectual de la palabra con el sentido habitual de ser muy hueso, lo cual es considerado un mérito en sí mismo. A la vista está en el penúltimo comentario.

    Si uno tiene que dar explicaciones de por qué ha suspendido, eso no es más que lo normal, y parte del trabajo lógico de cualquiera. ¿Es un mal rato? Alguna vez lo será, pero en todos los trabajos hay malos ratos, y hay que dar la cara con público, jefes o clientes.
    Al fin y al cabo, un suspenso es la confesión de un fracaso, aunque el profesor pueda eventualmente justificar que ese fracaso no ha podido evitarlo porque no es superman.

    Finalmente, insisto de nuevo: no sólo los profesores de la pública suspenden mucho más que los de la privada, sino ponen en conjunto notas mucho más rácanas.

    Suspender más está claro que no produce mejores resultados, pues la pública no obtiene mejores resultados que la concertada. De hecho los obtiene peores en términos absolutos, y aproximadamente iguales descontando el efecto del grupo socioeconómico de la familia.

    Lo segundo (notas muy bajas) daría igual si no fuera porque pone en desventaja para la selectividad a los alumnos de la pública, que son mucho peor tratados por el sistema.

    Una cosa que demuestra que los profesores ponen muchas veces su prestigio y su rigor en un sitio equivocado (suspender como privilegio y ejercicio de ese supuesto rigor) es la oposición radical que tienen muchos de ellos a la evaluación conjunta de un alumno, a que se le gradúe o pase de curso sin aprobar su asignatura, aunque eso cause un perjuicio desproporcionado y sea intrascendente en sus consecuencias reales, más allá del perjuicio que causa.
    Por supuesto eso no pasa en la concertada, donde se apañan las notas finales como convenga y no chista nadie. ¿Y es peor? Pues no lo es. A la vista está.

    Cada profesor de la pública tiene su propio reino de taifas donde es señor absoluto, y eso es lo que le importa a su amor propio. Y lo demuestra suspendiendo cuando le da la gana, sea o no razonable.

    Que haya alumnos que suspenden en primaria debería ser algo excepcional y que se justifique porque sea un caso especial. Por supuesto que un profesor de primaria suspendiendo mucho debe ser motivo de que venga la Inspección y haga algo. Que venga puede ser, que haga algo es muy raro. Un profesor de primaria que suspende mucho está diciendo a gritos que es un incompetente, o está enfermo o le pasa algo, aunque él crea que dice lo contrario. Sólo los alumnos que tienen un problema serio, de la clase que sea, es lógico que no alcancen los objetivos mínimos, a esa edad. Y esos no son muchos.

    Todos los sistemas de incentivos tienen alguna trampa. Pero es asombroso que por un lado la misma gente que pone el grito en el cielo ante la mera insinuación de que hay profesores malos y muchos que no se esfuerzan, den por supuesto que un incentivo para aprobar alumnos va a ser utilizado torticeramente y cualquier incentivo por objetivos y resultados va a ser trampeado a gran escala. ¿Eso no es dar por supuesto que esos mismos profesores ya están trampeando ahora, haciendo lo menos posible?
    Lo que yo supongo es que cualquier sistema de incentivos es imperfecto. Pero la ausencia de cualquier incentivo positivo es mucho más imperfecto por definición, porque en la práctica es también un incentivo, pero para no esforzarse.

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  12. Siempre he pensado que una parte del salario de los profesores podría depender de las diferencias MEDIBLES entre lo que sabían los alumnos antes de pasar por sus manos, y lo que saben cuando las dejan.

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  13. Ha sido para mí muy interesante leer de casualidad a ALOE. Una de las cosas mas tristes, sucias y claras de los últimos tiempos. Darte cuenta de que eso es lo que piensa una gran mayoría de padres y de como denigra al profesorado como colectivo, sin cortapisas. De cómo le inunda un inesperado ácido resentimiento que debe ser fruto de fracasos pasados (especiales problemas en matemáticas quizá). De cómo indica al profesor de primaria, secundaria y de universidad que el único camino es ése que les avergüenza a diario, pero que es el que demanda una sociedad de padres egoístas y sin visión de futuro: aprobar sin exigir. No perciben lo fácil que es ese camino para el profesor y lo pernicioso que será en los futuros profesionales del país.

    Así se está haciendo en primaria y secundaria y YA HA LLEGADO A LA UNIVERSIDAD. Sutil, pero firme. A los profesores les avergüenza hacerlo, como le avergonzaría a un arquitecto honrado permitir una casa que sabes que se va a caer, incluso aunque sabes que no te echarán nunca la culpa. Tenemos ya cientos de licenciados que escriben con faltas de ortografía y no redactan tres frases coherentemente, técnicos sin conocimientos con licencia para proyectos que serán un futuro peligro público. Pero así lo demanda la sociedad, así lo quieren los padres que no quieren problemas ni esfuerzo de ningún tipo, y así se hará. Ellos mandan. Pasarán los años y el desastre hará que tantos y tantos padres como ALOE pierdan hasta el habla con la deriva del país. Pero ellos decidieron, el gobierno accedió, y los profesores obedecieron.

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  14. Anónimo, me pregunto si yo me explico tan mal o si usted me entiende tan mal.

    Nota previa: tengo una ingeniería tecnica y una licenciaura en económicas. Siempre elegí matemáticas en bachiller y Cou, donde sin ser una lumbrera matemática, acabé con buenas notas. Estas cosas no quieren decir mucho en realidad, porque la universidad y el bachiller que he conocido no eran de aplaudir precisamente en cuanto al nivel, pero es lo que puedo decir, por si le sitúa algo.
    No tengo por tanto más trauma con las matemáticas que el hecho de que yo las quiero más a ellas que ellas a mí, como me pasa con la música y otros amores poco correspondidos, porque querría, más que cualquier otra cosa, tener un talento mayor para ellas que el que tengo.

    Lo que tengo claro es que las matemáticas que he aprendido en mi vida han sido con escasísima ayuda de los profesores a los que el Estado pagaba para que me enseñaran: he aprendido por mi cuenta, con los compendios McGraw-Gill Schaum (gracias, Schaum, quien quiera que seas) y con la ayuda de los profesores que he pagado yo (gracias, papi y mami). :-)
    Es triste pero es verdad, y por eso en lugar de ocasionar acusaciones de resentida y malaje sin apearse de la autocomplacencia, debería ser causa de examen de conciencia. No sea el demonio que tenga algo de razón.

    Resumiendo lo que no ha entendido, a ver si ahora lo entiende:

    1. No digo que haya que aprobar sin exigir. Digo que la exigencia hacia uno mismo debería ser la principal consideración para aplicar el "rigor". Digo que la exigencia de los profesores de la pública es mayor que los de la privada, sin que se justifique por mejores resultados de sus alumnos, lo que inevitablemente significa que es excesiva. Digo que trata peor a sus alumnos de cara a la selectividad, haciendoles ir con dos puntos menos en promedio que los de la privada, sin ninguna ventaja en cuanto a que lleven mejor formación.

    2. No digo que todos los profesores, o la mayoría, sean unos vagos y unos tramposos. Digo que son humanos y responden a los incentivos, como todo el mundo, y ahora los incentivos son bastante perversos, porque funcionan al revés de como deberían. Digo también que los que rechazan un sistema de incentivos explícito con la excusa de que favorecería la trampa masiva, son los que están suponiendo que los profesores son masivamente unos tramposos, lo que yo no supongo.

    Y añadiendo algún comentario a las demás cosas que dice:

    Por supuesto que los padres de la pública tenemos muchos motivos para estar cabreados, porque nuestra lealtad a la enseñanza pública es muy mal correspondida, hasta el punto de que si yo volviera a diez años atrás, me la plantearía seriamente (y he sido activista en favor de la enseñanza pública, y detesto los colegios confesionales).

    Por supuesto que lo que nos preocupan son nuestros hijos, o sea, que aprendan y también que aprueben, y si puede ser que lleven buenas notas a la selectividad. No sólo eso no es reprobable, sino que los alumnos cuyos padres no se preocupan no tienen a nadie que se preocupe y los defienda, porque ese papel, que debería ser el de la escuela pública, la escuela pública no lo hace en absoluto.

    Por supuesto que los profesores deberían preocuparse por suspender: repito que eso es constatar un fracaso, que puede no ser suyo, desde luego, pero que también puede serlo. Si a un cirujano se le mueren muchos operados de apendicitis, la cosa es para preocuparse, y si son muchos mas que la media, está claro que la culpa es suya.

    Toda la santa vida ha habido y hay licenciados que escriben con faltas de ortografía, empezando por la mitad de mis jefes y por los que hicieron el último Acta del Consejo escolar del colegio de mi barrio, la semana pasada: y no bajan de cincuenta o sesenta años.
    Estoy perfectamente dispuesta a admitir que la Universidad española es muy mediocre. Pero tendrá que encontrar otros argumentos para demostrar que ahora lo es más que antes, o que la ortografía es la piedra de toque del saber.

    Finalmente: los padres no mandamos una mierda. Yo no consigo ni siquiera hablar con los profesores del IES de mi hijo, como para mandar algo. Si yo mandara algo, los Consejos Escolares tendrían derecho de veto en la contratación de profesores, los profesores en general serían evaluados en su desempeño, y las Juntas de Evaluacion decidirían quien pasa de curso y quien titula, y con qué asignaturas pendientes. Ah, y las asignaturas de secundaria serían 6, en lugar de 10, con la tarde para las otras (voluntarias).
    Fíjese si mandamos poco, y se nos escucha poco, que los periódicos de gran circulación están llenos de artículos topicazos diciendo las cosas que usted dice, mientras el punto de vista del "cliente" no se lee nunca, ni tiene la menor influencia.
    Así que la enemistad universal que usted nos achaca no sé cómo se ha enterado de ella, porque en los foros públicos no aparece: ¿tal vez es porque no oye otra cosa de sus amistades y conocidos? ¿será entonces que varios millones de ciudadanos vamos circulando en sentido contrario, mientras usted y un grupo de funcionarios intocables va en el sentido correcto?

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  15. No sé si he dejado suficientemente clara una cosa: usted parece dar por sentado que a un profesor le avergüenza tener que aprobar mucho.

    ¿Esto no le parece raro ni le llama la atención?

    Porque usted da por sentadas varias cosas alucinantes:

    1. Que lo normal es suspender mucho. Aprobar deber ser entonces, no el resultado normal que obtenga la mayoría, sino un suceso de probabilidad escasa y poco deseable si se repite mucho.

    2. Que un profesor sólo es responsable de las notas que pone, pero no del aprovechamiento que sacan sus alumnos, porque si el aprovechamiento bueno o malo fuera responsabilidad suya en alguna medida, tambíén estaría orgulloso de aprobar, no necesariamente avergonzado.

    3. Que suspender mucho, en consecuencia, no es motivo de vergüenza.

    4. Que no se dan casos en que aprobar mucho sea porque el profesor es bueno y el aprobado es justo. Esa hipótesis ni se plantea.

    Asombroso.

    Aparentemente, la piedra de toque de un buen profesor no está en conseguir que sus alumnos aprueben, sino en conseguir que sus alumnos suspendan, porque el aprobado le causa vergüenza, jamás orgullo.

    Y luego dice que estamos cabreados por ceguera y egoísmo.

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  16. Soy el mismo anónimo y aunque no tengo ahora mucho tiempo, agradezco a Aloe sus explicaciones y brevemente contestaré algunas.

    Los profesores de la privada INFLAN las notas. Los padres pagan para que sus hijos obtengan notas que en muchos casos no merecen, lo cual permite que hoy sólo las clases altas puedan estudiar carreras con notas de corte alto, como Medicina. Esta corruptela debería desaparecer, haciendo una homologación como es un examen de ingreso en cada carrera.

    De otro modo estamos premiando la CORRUPCIÓN que hoy en día existe en los colegios privados. Al profesor se le paga para que, si el ñiño es un zoquete o un vago, tenga un 5, y si es medio bueno, se le planta el 10.

    Del mismo modo habría que evitar la repugnante corrupción que hay hoy en la privada que impide que, aún siendo el colegio concertado y recibiendo subvención del estado, no existan en ellos alumnos inmigrantes. ES VERGONZOSO QUE NO HAYA INMIGRANTES EN LOS COLEGIOS CONCERTADOS. Del mismo modo los alumnos conflictivos son expulsados a la pública, enlenteciendo el aprendizaje del resto de los alumnos.

    Y LO SIENTO ALOE, PERO EL PROFESOR DE LA PÚBLICA, SI SE LE OBLIGA POR SU EMPRESA COMO AL DE LA PRIVADA INFLARÁ LAS NOTAS Y APROBARÁ (está ya pasando, y a nivel universitario muy pronto), SIN QUE EL ALUMNO TENGA LOS SUFICIENTES CONOCIMIENTOS. Llámelos tramposos, llámelos humanos, no son héroes, son personas y no pueden hacer mas que lo que hacen con el material que les llega. Es así, y si no quiere ver el mundo real, no lo vea. En el futuro lo verá. El profesor hoy no recibe consideración por suspender, todo lo contrario, eso era en los tiempos en que usted y yo estudiábamos en el instituto y la universidad, y eso ha cambiado y cambia tan vertiginosamente que le asustaría conocerlo de cerca. Lamento decirle que el alma humana es así de débil, la del profesor y la del alumno: supervivencia y comodidad. ¿Para qué complicarte la vida y esforzarte si no tienes consideración social ni de los alumnos, ni de los padres, ni de la sociedad? Hazte el guay, demuestra que sabes, hazles creer que aprenden algo, aunque sea humo, déjalos hablar en clase y no hacer nada, no te enfades, usa 4 métodos vistosos, aprueba a todos y tu evaluación será chachi piruli.

    La evaluación por incentivos se va a hacer, pero como siempre mal, y no voy a extenderme, pero le aseguro que será nefasta. Mire usted, los profesores son humanos y si el camino difícil, que es el exigir esfuerzo del alumno y conocimientos básicos, no lo valora nadie, y sólo te trae problemas, no lo harán. Ya no quedan héroes.

    El otro día cogí un periódico universitario y ví con asombro que se anunciaba a toda página para universitarios y licenciados una exitosa academia para aprender a leer medio rápido y comprender. Dios Santo, si eso no lo traes puesto al entrar en la universidad, de qué leches estamos hablando. Que desastre. Se van a implantar incentivos, pero todo seguirá igual o con alta probabilidad, peor.

    Si padres y profesores no van en el mismo barco, vamos todos a pique. El único camino es volver a exigir esfuerzo. Con profesores negados, vagos y hasta alcohólicos, estudiando con magníficos libros, adquirí como usted conocimientos en el Instituto y la Universidad. Simple y llanamente porque si no, me suspendían. No me quedaba otra. Si hoy, con profesores preparados, jóvenes, con ilusión, el resultado es muchísmimo peor (a encuestas europeas me remito, no a notas corruptas de colegio privado), es que socialmente esto es desastroso, y que no suspender no lleva mas que al fracaso. Para el alumno es como cobrar sin trabajar. Como el caso de tanto profesor funcionario vago que usted y yo soportamos, y que aún así nos obligó a estudiar hasta sólos. Pues si al alumno se le aprueba sin estudiar, no va a estudiar. El alma humana es así. Y en los profesores, igual. Si se le paga por aprobar, aprobará. Pongamos los pies en la tierra.

    Que quieren aplicar incentivos, vale, pero deberían ser con los resultados de exámenes externos, que garanticen el conocimiento y no sólo el aprobado, algo caro y casi imposible. El problema de la falta de conocimientos básicos está asegurado con el sistema de evaluación que se prevee (al tiempo que la adquisición de multitud de capacidades transversales gilipollas que no valen para nada y que ya te las dará la vida). Es lo que hay, amiga.

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  17. Sigue el anónimo. Los padres están ciegos. Llegan a la universidad los alumnos sin lectura comprensiva, sin matemáticas básicas, fracciones sencillas, ecuaciones sencillas, tantas cosas que le escandalizarían. Sería interminable la descripción. ¡Y eso es privilegiado que pasa el bachillerato! El informe Pisa se lo cuenta. Y alpaso que vamos, saldrán de la univ. tal y como entraron. Si quiere, abra los ojos, y si no, no. Las notas y los incentivos al profesorado son lo de menos frente al problema. El profesor ya no suspende como en sus épocas y las mías ni se le considera por ello. El problema es de base, y mucho mas global y social.

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  18. Mire, yo tampoco tengo ahora mucho tiempo para contestarle, pero voy a contestar a las primeras cosas que dice:
    Los profesores de la concertada son pagados por el Estado, con su salario tasado por éste: No cobran más por inflar las notas.
    Simplemente, no son señores de horca y cuchillo en su clase, como son los de la pública, sino trabajadores de una empresa, que es la que tiene la política de inflar las notas, para tratar bien a su clientela y venderle una ventaja. Y se la venden gracias a los profesores de la pública.

    Los colegios concertados no obtienen peores resultados que los públicos (descontando ya el efecto de grupo social de origen, asi que no me venga con que es porque no tienen inmigrantes, eso ya está tenido en cuenta), por lo tanto toda la justificación de que poner peores notas es en el fondo por nuestro bien, es mentira.
    Es por nuestro mal, porque nuestros hijos van con desventaja a competir por las plazas universitarias, y hasta llegar ahí, también se les trata peor.

    Repiten curso a veces porque les queda "Medios de comunicación" "Tecnología" y cualquier otra. O se quedan para la selectividad de septiembre porque les ha quedado una optativa de chichinabo y un 4 en una asignatura importante. Ambos casos son verídicos, y semejante maltrato absurdo no se daría jamás en un concertado.

    Lo que no quiere decir que los concertados regalen los aprobados ni el pase de curso, porque sus resultados no son peores en cualquier prueba general. Quiere decir que aplican el sentido común (lo que está bien) y a veces aplican el sentido mercantil (lo que está mal).

    Resumen: los profesores de la pública deberían desgañitarse porque, ya que hemos llegado a este punto de agravio y desvergüenza, se quitara la media del expediente como componente más importante (60%) de la nota de selectividad.
    Y mientras no lo consiguieran, por supuesto que deberían proteger a sus alumnos subiendo sistemáticamente dos puntos a los alumnos de bachillerato en las notas finales de curso (a los aprobados), en lo cual no hay desdoro alguno. A lo mejor así, cuando los concertados subieran competitivamente 4 puntos a los suyos para mantener la ventaja, alguien por fin haría algo.

    Mientras tanto, los profesores de la pública nos maltratan y agravian con su orgullo de mierda, y dejan espacio a los colegios concertados para que abusen de nosotros con su política competitiva, gracias a la terrible equivocación de los profesores de la pública en su actitud.

    Porque le voy a decir un secreto: las notas, aparte de para la media de marras, no valen para nada más, ni importan, ni se las cree nadie.

    Hay dos cosas importantes:
    Una es aprender.
    Otra es aprobar.
    (Desgraciadamente no son la misma cosa, pero ambas son importantes por sus propias razones)
    Llevar un 6 o un 8 de media da exactamente lo mismo, y vale exactamente para lo mismo: para nada.
    Excepto para que te jodan entre los profesores de la pública con su arrogancia y su creencia que las notas se las arrancan de las entrañas, y los dueños de la concertada, que se aprovechan de ello.

    Si los profesores de la pública trabajaran bajo cuerda para la concertada, y para quedarse sólo con lo peorcito del alumnado, ahuyentando a los demás, estarían comportándose exactamente como se comportan.

    Oh, espera... ¿será eso lo que están haciendo?

    Porque la justificación de que sus peores notas son porque enseñan mejor, no es cierta.
    No enseñan mejor.
    Sus resultados, imparcialmente medidos (pruebas de la Consejeria, examenes de selectividad y demás pruebas externas) no son mejores.
    Así que si nos están sacrificando en el altar de Moloch de la "mejor enseñanza", dejen de hacerlo, porque los resultados son inexistentes.
    Si estan trabajando para que nos vayamos, en cambio, lo están haciendo bastante bien, en Madrid por ejemplo van camino de conseguirlo en cinco años más.

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  19. Mire Aloe, vamos a hablar verdades. Tengo mucha familia y familia de mi marido dedicada a la docencia en todas sus variantes, instituto público y privado, primaria y universidad. Los mas torpes, ahora que no me leen, fueron incapaces de aprobar una oposición y entraron en la privada. Cobran menos y no están fijos. Todos, toditos, entraron a través de conocidos. Enchufe, creo que se le llama. Si no siguen las directrices de la dirección y de los padres, a la calle te manda tu empresa. Y la consigna es aprobar al que medio hace algo, y al medio bueno inflarle las notas, que se paga para que el niño pueda luego elegir carrera, y los padres no quieren complicaciones mas que las precisas. Eso de ponerse con el niño a hacer los deberes toda la tarde, como hacían nuestros padres, nada de nada. Contados con los dedos. Ella y él trabajando todo el día porque queremos el Audi y el chalé y las vacaciones en Marina D’or (no vamos a ser menos que los vecinos). El niño con tele, consolas y ADSL en su habitación hace de todo menos leer y dormir.

    Por cierto, que una vez en la Universidad, y en carreras difíciles, el chico de la privada, aparte de ser en un 70% de casos un niño mas imbécil y prepotente, suele obtener peores resultados. Eso sí, hay carreras en las que no ha podido entrar porque la corrupción de la privada se lo ha impedido. Y ahí le doy la razón.

    Por lo demás, mis amigos de Instituto público me lo cuentan al revés. Ya pasan como de la mierda. Al chico que le queda matemáticas han de aprobarlo estando pegado como un sello porque los padres denuncian a Inspección, y ésta obliga a aprobarlos al parecer “por madurez”. Así que ya casi nadie que yo conozca se molesta en suspender, porque encima pierdes autoridad frente al resto de los alumnos que han estudiado, y el chico aprobado por la cara se pasea ufano desdeñando a los demás. No sé donde están esos señores de la horca que usted conoce. Mis conocidos de Instituto ya no suspenden si no es un caso ya imposible. Y te explican que no tienen ganas de exigir nada, y se disculpan ante los profesores de Universidad por mandarles un material tan ignorante porque no se puede hacer mas. Intentar que no coman en clase y que no se levanten ya es un logro. Eso en la privada no pasa, porque el profesor aún tiene autoridad, y al niño se le expulsa. Pero en la pública están atados de pies y manos, y por tanto QUEMADOS COMPLETAMENTE.

    Y por cierto, si los resultados de los concertados NO son peores, admiro aún más a los de la pública. Extraordinario es que no obtengan resultados peores, sin autoridad, con alumnos socialmente desfavorecidos, y disculpe, con toda la “morralla” expulsada de la privada, con esos chicos que no quieren estudiar (aún no sé qué hace forzado en un colegio un tío hecho y derecho de 16 años reventando la clase y el aprendizaje de los demás). Por otra parte, es plausible como indica, que la Administración esté reventando el sistema para que los niños se vayan a la privada y ahorrarse un pastón. Igual que pasará con los Másters universitarios que pronto habrá que pagar y que te darán atribuciones profesionales. Sólo el hijo de papá podrá, porque para mas préstamos no está la gente.

    HABLE CLARO YA DE UNA VEZ. Que usted quiere que esa corrupción de poner notas que no se merecen se aplique a la pública, déjese de rodeos y dígalo. En el fondo tiene razón. Si se permite esa corrupción en la concertada, que se aplique en la pública. Lo que pasa es que solucionar una corrupción generalizándola a mí me parece vergonzoso, pero vaya, que los padres lo demandan y están amargados, pues venga, ala, notables y sobresalientes. ¡Pero si son gratis! Así que mire, ahí sí tiene razón, aprobar por la cara no, pero al que apruebe, que le suban 2 puntos para que no sólo los ricos puedan ser médicos, pues lo que está ocurriendo es una sivergonzonería de la concertada, que no debería recibir ni un duro. Los privados, privados del todo, y al final, exámenes de homologación, y que su nota no valga de nada. Pero no es orgullo como dice usted del de la pública, es que es algo mal hecho el inflar notas, dando al alumno una falsa imagen de su nivel formativo. Después llegan a la universidad y el abismo que se encuentran es monstruoso. Y el chico traumatizado, pues no entiende cómo se ha vuelto tonto de golpe. ¡ATENCIÓN, SOLUCIÓN A TODA ESTA CADENA DE DESPROPÓSITOS: BAJAR EL NIVEL EN LA UNIVERSIDAD!. ¡EUREKA, PROBLEMA RESUELTO! ¿QUÉ LECHES CREEN QUE VA A SER BOLONIA? JAJA. Tanta cortina de humo con la excusa de la movilidad. Simplemente, con trabajitos copiados y asistencia, os regalo 2 puntitos, y luego con un mísero 3 del examen, UN COMPLETO IGNORANTE, ¡MILAGRO!, ¡APROBADO! Los licenciados peores de Europa. En lugar de arreglar la base, vayamos poniendo parches. Pero si eso les piden a los profesores, eso harán. Ya se caerá el sistema solito. No faltan demasiados años. Eso sí, las generaciones perdidas ya serán irrecuperables. Tristeza de la gente honrada que queda aún con ilusión de hacer las cosas bien. Imposible.

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  20. Mire, Anónimo con marido, yo también le voy a recordar algunas verdades elementales y perogrullescas:

    1. Ser más torpe para aprobar una oposición (más aún una oposición como las de España para ser profesor) no tiene apenas que ver con ser más torpe para enseñar, o con esforzarse más en el trabajo.

    2. Los profesores de la concertada entrarán por enchufe, o no, me da lo mismo. Pero si enseñan muy mal, o si no se esfuerzan, van a la calle, lo que es otra manera de decir que la oposicion la pasan después, trabajando. Y es un filtro más eficaz.

    3. Lo que hay que ver para decidir si unos profesores son malos o buenos son sus resultados: como los de la pública no son mejores, ellos tampoco son mejores. Y no hay más.

    4. La corrupción en la enseñanza, y en general en la función pública, está en gastar mal el dinero del contribuyente, y dar un mal servicio. Lo demás son bobadas.

    5. La finalidad de la enseñanza es que los alumnos consigan objetivos y aprendan: la única corrupción es que no lo hagan por desidia o mal funcionamiento del sistema. Lo demás son bobadas.

    6. Se lo he dicho tres veces, pero lo repito de nuevo: la concertada obtiene los mismos resultados que la pública descontando ya el efecto de la clase social y educativa de origen (si no, salen mejores).

    7. Por supuesto, eso no descuenta que los alumnos expulsados de la concertada por tocapelotas estén sobrerrepresentados en la pública. Pero para eso el ratio por clase en la pública es mucho más bajo (como 5 alumnos por clase más bajo o más) y para eso los profesores de la pública tienen muchas menos obligaciones de horario y demás: para que tengan tiempo de dedicarse a los problemas de los alumnos con problemas. Digo yo.

    8. Si el trabajo como profesor de la pública fuera duro, en comparación con la idílica concertada, donde no hay tocapelotas según usted, los profesores de la pública se irían en masa a la privada: pero no se van ni locos, así que la diferencia de sueldo, que no es mucha, o la de horario, que sí lo es, deben ser incentivo más que suficiente para quedarse. Los hechos cantan.

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  21. Mire, aquí la anónima con marido para la señora aloe-vera. Ni trabajo en instituto ni tengo hijos. Pero conozco todo el percal y tengo muchas amigas con hijos. Est me hace verlo objetivamente. Los niños nunca tienen la culpa. Son los profesores. Esto ocurre desde hace bastantes años. Cuando yo era pequeña, si yo suspendía, la culpa era mía, no del profesor, por horrendo que éste fuera. Y mire usted, ni aprendizaje lúdico ni transversal ni leches en vinagre. Estudiábamos lo que nos gustaba por gusto, y lo que no, por aprobar, y funcionaba.

    Es una de las raíces del problema. eliminar la responsabilidad del niño y anular su capacidad de esfuerzo y de frustrarse. LA FRUSTRACIÓN Y LA CAPACIDAD DE SUPERARLA SON IMPRESCINDIBLES para el futuro del niño. Y dentro de la frustración están los suspensos y las notas, que los preparan para un mundo competitivo. Pero vaya por Dios, los padres ya no tienen tiempo ni ganas de educar. No quieren problemas. Y el fracaso escolar indica que los padres algo deben cambiar, pero oye, de éso no quiero saber nada, que tengo mucho trabajo. Es asombroso escuchar a señoras universitarias, eso sí, sobrepasadas de responsabilidades laborales y personales. En vez de ver qué hacen mal ellas, sus ausentes maridos y sus irresponsables niños, vamos a buscar chivos expiatorios. LOS PROFESORES.

    Pues sigan así, ya se lo he dicho. Y los profesores que suban las notas, da igual lo que haga el niño. ¡QUE A LOS PROFESORES LES DA IGUAL, NO SE ENTERA USTED!. Los padres sólo ven el pequeño parche para el problema de ese instante, y tirar para adelante con "la tarea", así llaman mis amigas míseramente a su vida diaria.

    Pues venga, otro parche en vez de arreglar el sistema. YA DIGO, LOS PADRES (en un alto porcentaje) SÓLO QUIEREN AUSENCIA DE PROBLEMAS Y LA VERDADERA FORMACIÓN LES DA IGUAL.

    ASÍ QUE LE DIGO, HABLAR HOY CON MUCHOS PADRES COMO USTED ES HABLAR CON LA PARED. Y sí, que suban las notas, ESTAMOS TODOS DE ACUERDO, ¿SE ENTERA YA?. Con incentivos, sin incentivos, como ustedes quieran, padres, a aprobar, que es gratis. ¿Qué padre o madre hoy admite un fracaso y lo intenta arreglar con su hijo? Se cuentan con los dedos.

    Pues ala, a aprobar a todos los niños, que son todos buenos. Y así se puedan ustedes ir de vacaciones tranquilos, y de paso dejan a los profesores tranquilos, y así parece que no hay problema alguno y que el niño hasta entiende lo que lee. Hasta que esto reviente. Ya le digo si a ustedes, que son los responsables legales de sus hijos, les da igual el futuro, pues a los profesores también. Hágase lo que usted desea. AMÉN. A mí, y creo que a los profesores de los institutos públicos y colegios privados, ya se la trae floja la verdadera formación. No hay motivación. A aprobar, entretener, guardería y punto.

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