15 de abril de 2008

A POR ELLOS, OÉ (QUE ESTÁN DESORIENTADOS)



Bueno, al final la competencia en universidades ha pasado al nuevo ministerio de Ciencia e Innovación (¿lo he dicho bien?). Confieso que la medida me ilusiona. El intento de Aznar de promover la investigación con un ministerio de ciencia y tecnología fracasó, en buena parte, precisamente porque el Sacro Imperio de las Taifas Rectorales quedó fuera de las manos de Anna Birulés y Juan Costa (a la sazón más metidos en economía y en política que en investigación propiamente dicha... otra de las posibles razones de que aquello no prosperase). Ahora, en cambio, Cristina Garmendia tiene bajo su mando al cuerpo que constituye las tres cuartas partes, o más, del personal investigador de nuestro país: los profesores universitarios, a los que ya nos ha dicho (¡qué bien suena!) que hay que investigar más y dar menos clases.
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La pregunta es, ¿podrá Garmendia con el lobby de la CRUE? (¿y pondrán Zapatero y Solbes, ahora que vienen mal dadas en lo económico, la pasta que haría falta para poner patas arriba la universidad española?) Convendría que la nueva ministra actuase pronto, ahora que parece que los rectores están desprevenidos. La universidad española, dentro de la que hay buenísimos profesores e investigadores y excelentes estudiantes, ha generado en las últimas décadas una gigantesca excrecencia de centros mal dotados en todos los aspectos, que funcionan poco más que como academias de cursillos que dan lustre a alguna que otra consejería de educación. Todo el sistema educativo español padece una deprimente mediocridad (con honrosas excepciones) que se pone de manifiesto en la universidad más claramente que otros ámbitos. Pero, como cualquier institución, su misma existencia genera una serie de intereses creados cuyos beneficiarios se ponen a defender como gato panza arriba en cuanto temen que pueden perder algo. Ríete tú de la guerra del agua y de los agricultores derramando la leche en la plaza de Atocha. Los rectores sí que tienen peligro. Y, o mucho me equivoco, dentro de poco pondrán su mira en la cabeza de Garmendia, si es que la ministra intenta hacer en serio lo que parece que quiere hacer. Algún ruido de tambores de guerra ya se empieza a oir...

http://cybereuskadi.com/blog/2008/04/14/las-implicaciones-del-nombramiento-de-cristina-garmendia/
http://www.elpais.com/articulo/espana/Ciencia/absorbe/universidades/elpepunac/20080413elpepinac_6/Tes
http://www.elmundo.es/elmundo/2008/04/15/ciencia/1208251884.html

P.D. En fin, hablé demasiado pronto; ya están propuestos los Secretarios de Estado, y parece que son muy "establishment". Veremos.

4 comentarios:

  1. Salud:

    Reflexiono en voz alta y disculpe la audiencia si no es de su interés:

    1) ¿Qué más da si las Universidades dependen de 'a' ó de 'b' si se hace y se hace bien?

    2) ¿Por qué existe la puñetera manía en equiparar toda la Educación Superior a la Universitaria? Todos los estudios universitarios son estudios superiores, pero al revés no tiene por qué ser necesariamente. Ahora, en vez de estar en una "Universidad", estamos en una "Multiversidad" con oficios técnicos varios convertidos por arte de birlibirloque en estudios "universitarios".

    c) Un fontanero/a bien situado gana más dinero que un licenciado (salvo excepciones, claro). Explicar este contexto antes de rellenar la matrícula a los alumnos. Si se matriculan por afán de saber, que se hagan fontaneros y estudien por la UNED en sus ratos libres. Si se matriculan para obtener un buen puesto de trabajo, que se hagan fontaneros directamente.

    d) Saber mucho de biotecnología no asegura gestionar bien las Universidades españolas (ni tampoco mal). Ni tampoco el haber gestionado estupendamente la carrera individual supone necesariamente gestionar la carrera colectiva de los demás de forma eficiente.

    e) Dar clases e investigar son dos cosas necesarias, pero distintas (por lo menos, en lo que atañe al modelo I+D). Los modelos tecnológicos aplicados a la educación (fuera universitaria o no), hay que migrarlos con una operatoria distinta. Si a la técnica le importa el producto final -mediante tales o cuales procedimientos-, a la educación le interesa el perfeccionamiento y optimización del sistema (producto-procedimientos), centrándose en el ser humano. Dicho de otro modo, lo que importa es cómo van a jugar (cómo se va a legislar) las variables 'investigador', 'profesor', 'alumno', 'político',etc. en todo el proceso.

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  2. Carlos:
    en realidad, estoy de acuerdo con todo lo que dices (¡sobre todo con lo de que la gente estudie en la UNED!), y no creo haber dicho nada en la entrada que esté en contradicción con ello, así que no veo muy bien cuál es la conclusión, o conclusiones, a las que quieres llegar.

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  3. Salud:

    Disculpe mi intervención, Don Jesús, en la que no aclaré si iba en contra o a favor de las tesis defendidas por usted en sus entradas y artículos.

    A través de la lectura de aquéllos y de los comentarios realizados por los contertulios sobre el tema, intenté plasmar una serie de ocurrencias que me iban surgiendo al calor del debate. Por lo tanto, no están 'de acuerdo' o en 'desacuerdo' con lo suscrito por usted, Don Jesús; sino en sintonía con lo que yo pienso.

    Si semejante contenido es coincidente con sus opiniones, me alegro doblemente: mi mayor alegría es por permitir un espacio de opinión libre sobre las cuestiones que usted comenta; y, mi segunda alegría viene dada porque algunos de los significados que he 'lanzado' son compartidos, precisamente por quien es señero en el debate en la presente página.

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  4. Creo que no existe un sistema en la educación española. El buen o mal funcionamiento depende exclusivamente del profesorado. Y a esto se ha llegado porque así lo quieren los propios profesores que no les gusta que se cuestionen sus conocimientos ni se les califique en su trabajo. Libertad de cátedra lo llaman.

    Y cuando toca un buen profesor (que los hay, pero relativamente pocos)la cosa va e increíblemente funciona; cuando no toca (la mayor parte, por desgracia) no queda más remedio que fastidiarse. Andamos entre mal y bien.

    Si tendríamos un sistema que funcionara también habría fluctuaciones pero con los malos profesores andaríamos bien y con los buenos excelente.

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