3 de octubre de 2007

FALTAN MÉDICOS (Y CIENTÍFICOS, Y PROFESORES)


Vamos a hacer la primera visita a las bodegas de nuestro barco, donde la tripulación del Otto Neurath se afana porque sigamos a flote y avanzando.

El ministro de Sanidad, Bernat Soria, ha denunciado ayer la falta de médicos, debida a la existencia de un
numerus clausus en nuestras facultades de medicina en las últimas dos décadas, o sea, mientras el número de ambulatorios y hospitales, públicos y privados, no hacía más que crecer. También lo hizo el número de universidades, pero ni una sola de las nuevas (que yo sepa) instauró la carrera de medicina. Desde luego, dicho en términos económicos, estamos ante un caso paradigmático de restricción de la oferta para favorecer a "los de dentro", pues la falta de médicos hace que los que existen ganen más, y puedan presionar mejores condiciones de trabajo.

Lo que no me ha parecido leer todavía es que Bernat Soria se haya reunido con su colega gabinete, Mercedes Cabrera, y con la conferencia de rectores, para negociar un plan de apertura de nuevas facultades de medicina. ¿Lo veremos? Esperemos que sí.

También faltan científicos: parece que cada vez hay menos estudiantes de talento que opten por la carrera investigadora, que es una auténtica carrera de obstáculos, y, además, eso de la "sociedad del conocimiento" nuestras empresas no se lo han creído mucho, y seguimos teniendo pocos laboratorios de investigación en la industria española. La apertura de nuevas facultades de medicina tendría que tomarse como un incentivo para apoyar la creación de nuevos centros de investigación, tanto en las propias universidades, donde serán imprescindibles (¿o se querrán hacer las nuevas facultades como simples "academias", donde los profesores irán nada más que a ganarse unas perrillas en las horas muertas?), como en los centros de desarrollo tecnológico que habrían de emerger en torno a ellas. Al menos, la biotecnología española tendría que salir airosa de este trance, lo que no sería poco.

Claro, que puestos a quejarnos de la falta de profesionales, también podemos lamentarnos de la falta de (buenos) profesores de enseñanza primaria y secundaria. Al fin y al cabo, una de las razones por las que la universalización de la enseñanza ha hecho disminuir su calidad, es simplemente que es difícil encontrar buenos profesores para tantos alumnos (y no sólo porque ahora haya más alumnos "malos" que antes). Ya sé que ésta no es una afirmación políticamente correcta, pero me ha animado a hacerla el encontrar una denuncia similar en el New York Times de ayer (http://www.nytimes.com/2007/10/02/
opinion/02herbert.html?_r=1). El autor de ese artículo propone un sistema de selección de los docentes en el que los dos o tres primeros años de prácticas de un profesor, antes de concederle la plaza de por vida, se utilicen para monitorizar cuidadosamente la "calidad" de cada uno. Yo añadiría que esto habrá de compensarse con un mejor reconocimiento económico y profesional cuando el puesto se obtenga. Pero la idea, en todo caso, me parece muy bien. La "monitorización" de los docentes también serviría, de paso, para verificar el aprendizaje de los chavales.

Y esto me permite volver al principio de mi charla. La imagen que proponían en el NYT es, al fin y al cabo, la de hacer que los colegios e institutos (¿y por qué no las propias universidades?) funcionen de una manera parecida a como lo hace el MIR en la medicina: si tú quieres ser profe, pues sacas una plaza de "residente" en un colegio, y te pasas tres años allí bajo la bota de los permanentes y de la directiva, supervisado minuto a minuto por un colega de más experiencia, y mostrando periódicamente con luz y taquígrafos los avances reales de tus alumnos. Y al que no les haga avanzar, se le sugieren otras "salidas profesionales".

¡Ah!, y una última ventaja: las facultades de pedagogía (o "ciencias de la educación") podrían cerrarse, ya que sus profesores se dedicarían a mostrar in situ a los jóvenes "docentes residentes" cómo se dan las clases, cómo se maneja a una manada de adolescentes bañados en adrenalina, etc., etc. Esto es lo que hacen los MIR en los hospitales: ver cómo sus profesores curan a los pacientes. ¿Por qué no podríamos hacer algo así con los pedagogos? Los maestros deberían aprender en la universidad matemáticas, lengua, historia, biología, y ya tendrían su período de prácticas tutorizado para aprender didáctica in the making.

Y no sigo, porque me va a caer una...

2 comentarios:

  1. Todo eso sería como pedir peras al olmo.
    Los que son actualmente profesores de secundaria son quienes aguantan el estrés de esa manada de... alumnos, si aguantan, el resto ya es opcional. A parte de que hay poca o nula vocación educativa entre muchos profesores, pero vaya, que el horario, vacaciones sueldo y ser funcionario, atraen mucho, sobre todo a falta de otras salidas.

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